
Si el camino de las organizaciones se juega en el terreno estratégico de los ecosistemas de negocios, las organizaciones conectables son una de las más apasionantes experiencias en la disciplina del Diseño Organizacional.
Se trata de calibrar todas las dimensiones de una organización, desde la visión, el propósito y la razón del negocio con sus capacidades humanas, organizacionales, de información, tecnológicas y financieras, para lograr la mejor integración de negocios con el mercado.
De eso va esta nota.
1. Saquemos pasaje para el mundo de los ecosistemas de Negocios”
Cuando participo como advisor acelerador en el desarrollo de “negocios en ecosistema” para dos empresas que desean construir conjuntamente una propuesta de valor diferencial para sus clientes, todos mis sentidos se dividen en dos planos.
Por un lado visualizar “la razón de negocios, el fundamento, el propósito o para qué, la luz al final del túnel”. Esta tiene que ser sólida, robusta, con potencial y verdaderamente diferenciadora, para que el esfuerzo realmente se justifique. Son proyectos que te sacarán de la zona de confort, con mucho valor por añadir en la medida si te animas a no recurrir a las recetas tradicionales.
Podría parecer que la “razón de negocios” es lo más complejo, pero en realidad es la punta del iceberg que agrega dos piezas fundamentales: la dirección y el compromiso del que va a tomar acción.
Pero acá viene el segundo plano, ¡y es el que nos consumirá nuestros mejores esfuerzos!
Toda mi atención se dirige a la parte del “iceberg” que no se ve, y que yo resumo con una pregunta: ¿Estas dos empresas son “conectables”?
Dice Orlando Vergara Correa en su libro ELM “Definimos entonces ecosistema como un network de organizaciones independientes y complementarias que al compartir un propósito común, se unen para resolver las necesidades de las personas proporcionando soluciones integradas, coherentes y convenientes. Sus fronteras se disuelven para enfocarse en las necesidades de las personas, comprenden cuál era el problema por resolver y colaborar, co-crean con los demás de manera eficiente y sostenible para solucionarlo. Para ello estas empresas deben reorganizarse de manera interna, adaptar sus procesos y estructuras y, sobre todo, transformar su mentalidad”
Los invito amablemente a vivir el apasionante proceso de contestar esta pregunta. ¿Cuán maduras están nuestras empresas para conectarse con otros socios de negocios y poder lograr los negocios que aspiran, en el volumen y calidad que lo desean y en el plazo ambicioso que su entusiasmo requiere?
Vamos ahí ahora.
2. ¿Cómo evaluar si mi empresa es “conectable”?
Tomamos este desafío como punto de partida. Al desarrollar talleres de estrategia y debatir sobre el desarrollo de mercados a partir de “propuestas de valor diferenciadoras al cliente”, surgen razones y emociones. El entusiasmo y la adrenalina que despiertan buenas ideas, muy bien fundamentadas, se atenúa cuando comenzamos a recorrer los gaps de capacidades que tenemos para lograr productos de alta madurez.
Alguien propone un camino de MVPs, pero las miradas más criteriosas enuncian que por ese camino llegaremos “el día del arquero” (es decir, muy tarde).
El camino de la aceleración pasa obviamente por la complementación y la colaboración con otras empresas que ya tienen la madurez que a nosotros nos falta (en tanto tengamos la claridad y el control del EGO lo suficientemente despierto).
Como bien dice Orlando “el liderazgo ecosistémico se revela como un viaje hacia lo desconocido. En este liderazgo el objetivo no consiste en fijar una meta y alcanzarla. Se trata más bien de fijar “como de lejos puedo llegar, cuáles son las barreras que tengo que saltar y cómo navegar hacia allí”
Ser conectable es poder moverme a ese ritmo y haber preparado a mi empresa para un proceso fluido de aprendizaje, ajuste y logro, colaborativo e interactivo, donde estrategia y realidad dialogan a cada instante. Y liderar ese proceso es tarea de “orquestadores”.
Pero vamos de a poco. ¿Qué complejidades tendremos por delante?
El método que aplico tiene tres atributos: es multidimensional, holístico y evolutivo. Vayamos de a poco.
a. Es MULTIDIMENSIONAL, porque se despliegan simultáneamente cinco dimensiones, que dialogan y se influyen entre si. Veámoslas.
- La dimensión de negocios define y custodia la “razón de negocios”. Por ejemplo: ¿Tenemos un caso de negocios atractivo y robusto basado en una propuesta de valor diferenciadora para el cliente?
- La dimensión cultural asegurará directivos, managers y equipos “naturalmente conectables”. Por ejemplo: ¿construimos un ambiente de confianza y colaboración alrededor de un propósito entre todos los actores, propios y ajenos?
- La dimensión organizacional y de procesos asegurará la fluidez y conexión de actividades, al ritmo, simplicidad y ausencia de fricción para el cliente que la razón de negocios inspira. Por ejemplo: ¿las experiencias de cliente están basadas en procesos digitales fluidos, y las decisiones se toman a ritmo de la experiencia y sin fricción?
- La dimensión de activos de datos permitirá racionalidad y robustez de decisiones y enriquecer el criterio de las personas que interactúan con el negocio. Por ejemplo, ¿Utilizamos datos confiables que nos permiten guiar la experiencia del cliente y tomar decisiones robustas y rápidas?
- La dimensión tecnología e infraestructura velará por la confiabilidad, escalabilidad, velocidad de disponibilidad, seguridad y cumplimiento de regulaciones que garanticen un servicio, costos y riesgos adecuados. Por ejemplo: ¿la tecnología es abierta e interoperable, basada en, estándares y componentes reutilizables?.
b. Es HOLÍSTICO, porque el rompecabezas se va llenando en medio del juego. Todas las dimensiones conversan y se influyen entre sí, con un diálogo entre lo posible y lo deseado, pero todas dispuestas para cuidar la fluidez como el activo principal del proceso. En nuestro advisory acelerador observamos cada dimensión y el conjunto al mismo tiempo, para anticipar jugadas y mitigar restricciones.
c. Y es EVOLUTIVO Cuando aparece un bloqueante, una traba, un vestigio de verticalismo organizacional, datos poco confiables que no nos permiten automatizar decisiones, sistemas no preparados para articular o trabajar como “marca blanca”, etc, es habitual que afecte a más de una dimensión, y comienzan las preguntas del orden de: ¿Cuál es el primer MVP con sentido y valor estratégico, que respira y muestra diferenciales concretos que podemos alcanzar, y en cuantos movimientos llegaremos al final?
¿Cómo lo hacemos? Escuchamos, observamos y preguntamos para entender y relacionar, e imaginar las reacciones sistémicas de cada decisión, proponemos cursos de acción e iteramos el proceso.
Se trata de hacernos buenas preguntas en las diferentes dimensiones de la organización, tanto a nivel de negocios, en la dimensión cultural, la dimensión organización y procesos, la dimensión de activos de datos, la dimensión de tecnología e infraestructura, y definir el camino asegurando su orquestación.
Preguntas que a partir de nuestro punto de partida nos van a mostrar qué tan conectable es nuestra organización.
Vamos pues a las conclusiones.
3. ¿Cómo acelerar la madurez de una empresa “conectable”?
¿Cómo recorremos este camino? La velocidad del proceso de construcción requiere seniority, espacio fértil para tener cerca Baby Boomers y Gen X para combinar claridad conceptual, energía y kilometraje.
Al tiempo que vamos evaluando, “la mirada experta va moldeando el camino, elige atajos, prioriza los desarrollos, elige componentes clave que resuelvan las hipótesis que definimos en la razón del negocio”.
En la práctica, el diagnóstico te arrojará fortalezas, restricciones salvables fácilmente y restricciones más complejas. La solución vendrá por olas de implantación con valor de impacto en clientes.
Y aquí llegamos al corazón. Esta disciplina es casi artística. Se llama “orquestación”. Cada ecosistema es una obra de arte diferente, y el expertise está en saber utilizar estos componentes multidimensionales y combinar adecuadamente los ingredientes.
El ,de aquí en más, se concentrará alrededor de la disciplina de orquestación, y debemos entrenar a todo nuestro equipo en esta disciplina.
¿Cómo hacerlo? Lo hablaremos en otra nota.
Como cierre, repítanse la pregunta que les hice al principio de la nota: ¿Cuán maduras están nuestras empresas para conectarse con otros socios de negocios, y poder lograr los negocios que aspiran, en el volumen y calidad que lo desean y en el plazo ambicioso que su entusiasmo requiere?.
Y si tienen alguna duda, creo que si hay una nota que vale la pena discutir con sus pares es esta.
«La fe es dar el primer paso incluso cuando no ves la escalera entera». (Martin Luther King)