
BIO DE TRISTAN
Tristán Rodríguez Loredo estudió Economía y Sociología, se dedicó al periodismo económico y a la gestión de medios. Es docente universitario en temáticas de su especialidad, ética profesional y elaboración de proyectos.
Gustavo Calveiro
Ante todo, Tristán, mil gracias por tu tiempo y tu generosidad para compartir este espacio. ¡Hoy es día para charlar de comunicación!
Como para ir conversando, ¿cuáles son los desafíos y restricciones que tienen hoy los líderes para comunicar?
Tristán Rodríguez Loredo
Hoy parece que todo comunica, y también nosotros, porque por ahí estamos en la era de las selfies, es lo mismo, es como una caricatura, pero como vos asomándote a ese tema con cierta perplejidad. Hay gente que entiende que esto es una habilidad secundaria y soft y que tiene que derivar en algo mucho más duro y mucho más estratégico.
GC
Hoy vemos líderes que parecen tener una propensión a hablarle a nuevas audiencias o para hablar en una forma más amena, a veces desvirtuando su nivel de referencia por asumir un rol más ágil. ¿Vos ves ese desbalanceo entre el like y la profundidad?
TRL
Yo creo que muchas veces son como recién llegados. Hay líderes que han redescubierto toda esta faceta que parecía secundaria en los skills que debe tener un directivo o líder.
Un buen orador se asimilaba a un buen líder político, pero eso era una condición necesaria no suficiente. En cuanto tuvieran condiciones de liderazgo más carismático creerían que eso les daba automáticamente dotes de comunicador. Pero eso se asemeja más a una caricatura, a una simplificación de la comunicación y del liderazgo.
También hay muchos tipos de liderazgo, y creo que hay como un redescubrimiento de que puede ser una palanca importante para lograr que el equipo y los colaboradores entiendan y quieran hacer lo que el líder quiere,
Entonces, de golpe vemos personas que son abuelos, que parece que están haciendo selfies o que están o son youtubers. Y no, es algo como que nos muestra un poco desacomodados
GC
¿Y qué pasa cuando me dirijo a audiencias que viven en contextos complejos, de incertidumbre y hasta un poco agresivas? ¿Genera una comunicación demasiado defensiva, que lleva primero a bloquear riesgos que a proponer ideas?
TRL
Cuando hablamos de audiencias hay de distinto tipo y no solamente están marcadas por una cuestión de intereses, sino que son muchas veces transversales. Como, por ejemplo, los hinchas de un club de fútbol, pues tienen muchas diferencias y, al mismo tiempo, intereses en común.
El tono de las respuestas o el tono de las propuestas tiene que ver un poco con a quién me dirijo y qué quiero comunicar.
Yo entiendo que para generaciones o sectores tardíos, que se acostumbraron a este comunicarse, por ejemplo, en un entorno como el de Twitter en estos grupos, digamos que todos piensan parecido, entonces es donde podemos subirle apuesta a ser más agresivos. El problema es cuando se trasladan a otros grupos donde no todos están tan de acuerdo o están sensibilizados de la misma manera.
Es por eso que, a veces, la comunicación, por ejemplo, política, hecha por jóvenes que están acostumbrados y que no se ofenden, es agresiva, e incluso pueden ver la falta de agresividad como un signo de tibieza.
Aparece entonces una autocensura, lo que se llama la cultura de la cancelación, que estamos permanentemente con miedo a que alguien no solamente no le guste lo que yo diga, sino que genere una reacción proactiva, que incluso me lleguen a juzgar.
Parece pesar mucho en comunicación asegurar el resultado, lo cual puede ser bueno en algunas ocasiones como táctica, pero estratégicamente resulta mejor correr el riesgo de que haya parte de la audiencia a la que no les guste lo que pensamos.
Por eso es relevante “profesionalizar” el entendimiento de las audiencias, los objetivos que persigo con la comunicación y luego resolver cómo comunicar.
GC
¡Buen tema planteas! Entonces, ¿cómo definir el “justo medio” entre el mensaje y la audiencia, cuando el mensaje a compartir es profundo, árido y aún no está perfectamente cerrado y las audiencias no están tan bien definidas, tienen incertidumbre o están en proceso de cambio?
TRL
Bueno, debemos tener un trabajo metódico, como actualizar un software, algo que se hace periódicamente. ¿Qué está cambiando? ¿Qué buscan? ¿Con qué propósito comunicacional me vínculo con ellos? ¿Quiero ganar seguidores, adeptos, clientes u otros?
No ponemos el mismo empeño en el grado de satisfacción en la experiencia que tienen, ponemos énfasis en lo que está bien. ¿Cómo preguntamos lo que está bien, el disgusto, la mala experiencia, sabiendo que es imposible retener a todo el mundo?
Y yo creo que también tocaste un tema que es interesante: ¿cómo hago yo para transmitir algo que quiero transmitir, que está en mi hoja de ruta, pero que es árido, que no es lo que la gente está esperando? Y ahí yo creo que tiene que ver con la profesionalización.
Quizás ese es el momento en el que un directivo debería acudir a una ayuda profesional, porque no necesariamente tienen que ser un experto en eso, o lo es para ciertas “audiencias controladas”, pero cuando cambian las audiencias pierde efectividad.
GC
Coincido con vos que la complejidad de combinar incertidumbre, audiencias en movimiento y contenidos con definiciones en proceso de construcción requiere de una asistencia proporcional al impacto que puede generar una mala comunicación. Cambios en negocios, organizacionales y de impacto cultural son buenos ejemplos
Como experto, ¿qué recomendaciones haces?
TRL
En primer lugar, ser protagonista de la especificidad del contenido a comunicar, no delegarlo si esas especificidades son relevantes, invitando a los expertos a participar.
Lo segundo: yo creo que hace falta un diálogo con la especialidad. No es época de “cajas negras”, sino que debemos provocar diálogos entre las áreas que representan las especialidades internas y el mercado al que conectan.
El diálogo tiene que ser estratégico, no solamente instrumental, y hablo de diálogo porque tengo que mojarme un poco más y preguntándome cómo conecto.
A partir de una hoja de ruta comunicacional, la dimensión de la comunicación será un facilitador relevante que podría agregar valor, como podría destruirlo si lo hago mal.
GC
Llegamos entonces al punto de las conversaciones.
Entonces la pregunta es: ¿Podemos hablar de una comunicación efectiva si no se basa en conversaciones con esas audiencias para ayudarlos a explorar realmente lo que quieren? ¿Las conversaciones son una herramienta de conexión y descubrimiento, y a su vez de afiliación?
TRL
Buen momento para diferenciar a un buen orador, el que habla, que habla lindo, florido, de corrido y que maneja la audiencia, de un comunicador. Aquellos oradores, habitualmente líderes carismáticos con una intuición especial de qué es lo que la gente está queriendo escuchar o qué es lo que quiere o qué lo moviliza no.
Pensemos ahora en líderes conversacionales, que pueden primero prestar atención porque valoran lo que la otras personas tienen para decir, y construir a partir de esos aportes, con la mirada atenta a las expresiones que ponen durante la conversación.
Miedos, sorpresa, interés, emociones que impactarán en su conducta y su elección.
Texto y contexto. Entrevistadores que visualizaban su contexto y percibían. Ese entrevistador buscaba una “frase célebre” de su entrevistado, pero ¿cuál fue la pregunta y contexto que la provocó?
GC
Estamos entonces llegando al punto. El líder que basa su comunicación en lo racional y no va incorporando las dimensiones de la inteligencia emocional y espiritual, de repente se va encontrando que las personas en sí no conectan con las preguntas clave: ¿Pero por qué? ¿Para qué? ¿Cómo me siento? ¿Y esto para qué sirve? ¿mejora a la sociedad?
TRL
Esta sensibilización va de arriba para abajo: si el líder no está convencido de que esto vale la pena, ningún esfuerzo valdrá la pena.
No es nunca morir de éxito, ¿no? ¿Si me va bien porque voy a cambiar?
Se llama incertidumbre. A un argentino esto no hay que explicárselo, pero en otras sociedades sí.
En un marco de incertidumbre, el simplemente, aunque no me ofrezcas nada, pero que me estén preguntando, que me estén considerando, que me estén enfatizando con lo que me pasa ya es un valor.
GC
¿Y qué pasa con la humildad del comunicador para entender cuándo empieza a comunicar que no tiene todas las respuestas y que de las conversaciones que vaya teniendo con su audiencia, seguramente él mismo resolverá sus incertidumbres junto con su audiencia?
TRL
Estar consustanciado de que, así como todo cambia, yo tengo que preguntar porque asumo que no lo sé, preguntando para aprender y discernir, y no como un acting.
Yo no tengo la respuesta, yo tengo que esperar la respuesta y tengo que estar dispuesto a escuchar la respuesta y a ver si la otra persona quiere iniciar una conversación.
GC
Entonces: ¿podemos concluir que es muy difícil que un comunicador sea buen comunicador si no se siente protagonista de ese proceso, provocando que haya diálogos valiosos para conectar lo desconectado?
TRL
En el fútbol decimos que un buen árbitro es aquel que no se nota en el juego. Todos hablan del partido y no del árbitro.
Un buen entrevistador es aquel que genera las buenas respuestas.
En la conversación, la persona que supuestamente es la que sabe y tiene que dirigir desde las buenas preguntas, y eso da una dirección al diálogo.
Allí la comunicación establecida comienza a construir aprendizajes y conclusiones, un mapa que nos va orientando cómo seguir.
¿Cómo puedo lograr que exista una mayor adhesión a lo que estoy diciendo? ¿Cómo puedo lograr que me escuchen?
Los profesores, en sus larguísimas horas frente a un curso, ¿aprenden con lo que prepararon para compartir o trabajando sobre las preguntas de sus alumnos?
GC
Muy bien, ¿algo que te haya quedado en el tintero?
TRL
Creo que asomarse al mundo de la comunicación es asomarse a algo inevitable.
Hay algo que es una oportunidad y al mismo tiempo es un riesgo, pero tiene que trabajarse desde el punto de vista de la identidad.
¿Es decir, no solamente aquí me comunico, sino quién se comunica soy yo o es un personaje? Y si es esto segundo, será complicado avanzar en conversaciones, sobre todo hacia las audiencias más jóvenes que están habituadas, no tanto a escuchar cosas, sino a mirar y ver si alguien lo está hablando desde su convicción y desde su corazón y desde el ejemplo, y no simplemente bajar línea.