“Historia de una pasión”

Escuchar artículo

Entrevista con Cristian Gorbea: Psicólogo y MBA , se desempeñó por más de 25 años al frente del área de Recursos Humanos en Compañías como Banco Hipotecario , HSBC , BNL , Grupo ASSA . Inició su carrera en American Express y Citibank en el área de capacitación y desarrollo. Actualmente es socio de la consultora Business Skills, especializada en Juegos de Simulación de Negocios. 

Además, Cristian es corredor aficionado (¡y apasionado!) desde hace más de tres décadas, disfruta del aire libre y de la montaña. Entre otras competencias ha participado en la Antártida (100K), el Polo Norte (42K), el Ultra Trail de Mont Blanc (Francia) Ironman (Brasil), Everest Marathon (Nepal), La Misión 160K (Villa La Angostura) , Patagonia Run 120K (San Martín de los Andes) , maratón de Bs As y otras carreras multidisciplinarias . Escaló varias montañas, entre ellas el Aconcagua, Island Peak (Nepal), Tronador, Lanín, Domuyo, Cerro Solo (Chaltén). 

En 2010, en una carrera nocturna en el cerro Champaquí, Cristian se perdió, resbaló y pasó 36 horas en una especie de balcón de sólo medio metro de ancho, sobre un precipicio, hasta que lo encontró el equipo de rescate. En esta entrevista comparte cómo inició su pasión por correr, el impacto de esa vivencia en el cerro Champaquí y cómo transformó su vida profesional a partir de entonces.

Gustavo Calveiro:
Voy a arrancar con una pregunta de libro, como decía Francella en “El secreto de sus ojos”: Cris, para vos ¿qué es una pasión?

Cris Gorbea:
¡Buena pregunta para arrancar! Para mí es una decisión consciente de una gran inversión de tiempo en algo que decidís hacer, de la energía que le vas a poner, el tiempo que le dedicarás y el espacio que ocupará en tu mente.

Gustavo Calveiro: 
¿Y cómo arranca tu pasión por correr?

Cris Gorbea:
Arranca, paradójicamente, porque yo tenía 30 años, me había casado hacía muy poquito, había ganado algunos kilos y me recomendaron dieta y salir a correr.  Dije, esto es fácil de entender, es ir del punto A al punto B en menos tiempo, ¡lo hago!.  Allá por un septiembre del ‘92 salí y, a decir verdad, me aburrió soberanamente.  Pero vasco como soy salí al domingo siguiente, y ya me gustó un poco más. Aguanté 5 km y allí comenzó todo.

Es una pasión con una ventaja, porque a diferencia de otras implica a tu propio cuerpo, y al hacerlo libera endorfinas que siguen trabajando positivamente cuando terminas.

Empezó como algo individual, pero luego descubrís los grupos de entrenamiento y allí conoces otro deporte. Sorpresa grande: es individual pero colectivo.  Corrés solo pero con otros con los que compartís horarios, espacios momentos, aprendizajes y esa misma adrenalina, por lo que tiene la ventaja de la pasión compartida.

Gustavo Calveiro:  
¿Qué se aprende de los otros?  ¿Cómo compartís algo tan individual?

Cris Gorbea:
Al aprender de los demás aprendes de vos mismo.

Primero te frustrás, porque llegaste 1 minuto más tarde de lo que tenías en la cabeza. Tardé bastante en entender ¿con qué me estoy comparando? Hasta que te das cuenta que solo con la mejor posibilidad de mí mismo.

Allí comienza a entrenarse tu cabeza, que usás mucho cuando alargás las distancias, y esa es otra línea interesante: observás a otros y aprendés. “Mirá el ritmo de entrenamiento que tiene esa persona… ¿Cómo lo mantiene su motivación?” … Como la vida.

Entonces, empezar a entender los mecanismos con los que funciona nuestra mente, sobre todo para ponernos excusas a la hora de no hacer ciertas cosas.  Mi frase de cabecera es hacer las cosas aun sin ganas.  La mitad de las veces que salgo a entrenar no tengo ganas de hacerlo, y recién se me despiertan 10 o 15 minutos después de salir.


Gustavo Calveiro:   

Y corriendo vamos hacia atrás a septiembre de 2010 en el cerro Champaquí. ¿Qué pasó y qué aprendizaje te dejó?

Cris Gorbea:
Dicen que hay pasiones que matan, ¿no?  La historia la conté en mi libro “Un sendero equivocado” y más a mano, en una charla TED más reciente.

Hubo un corto circuito enorme entre el cuerpo y la mente, fruto de 10 horas de carrera, 60 km recorridos.  ¿Exceso de confianza? ¿Ignorar los riesgos? Me salvé realmente de milagro. Hice todo lo que no hay que hacer en una montaña. Una mala decisión atrás de otra, hasta que llegó la última que alguien dijo: “flaco, ¿te quedas quieto por favor?   Y esperé el rescate.

Al hablar luego con los rescatistas, ellos dijeron que ellos observan dos tipos de reacciones, unos que dicen, “esto no debió haberme ocurrido, no corro más” y otros “esto forma parte de mi vida, y tengo que aprender”.

Y aprendí que era mi pasión y debía seguir haciéndola. Un año después volví a terminar lo que había empezado, pero en un momento me quedé solo, e hice lo correcto: esperé que llegaran otros y fuimos discerniendo en conjunto cómo volver. 

Gustavo Calveiro:   
¿Y tuvo impacto en el resto de tu vida también? 

Cris Gorbea:

Si. Aprendí que en la vida debía seguir mi convicción, y al tiempo entendí que llevaba una vida corporativa que había dejado de “apasionarme”, y si me quedaba era más por confort y seguridad que por convicción.

Esa parte de mi vida se había agotado y decidí que esa etapa de “seguridades” había terminado, y muy agradecido por todo lo que me había dado, pero privilegié el coraje de animarme a aquello que no conocía, sin exigirle a la vida certezas, y asumiendo que lo que no sabía lo descubriría en el camino. Y alimenté la búsqueda.

Gustavo Calveiro:  
Yo creo que estos procesos de búsqueda uno los tiene que hacer amablemente, sin exigir certezas, convencido que lo que voy a hacer en esencia es bueno y me voy a dar el tiempo de descubrirlo sin exigir respuestas hoy. ¿Tiene que ver con esto? 

Cris Gorbea:
Si. Realmente me identifico un montón con eso, ese coraje que me dio la experiencia que viví me enseñó que si no me morí en un barranco, puedo abrazar mi incertidumbre sin problema.

Hoy a la distancia te sintetizo algunos aprendizajes: 

  1. Estar siempre en movimiento ayuda mucho. La inmovilidad es espacio de dudas y el movimiento te hace conocer y probar nuevas experiencias, y por allí es el camino. Es la búsqueda como motor.  
  2. Compromiso, porque las ganas no pueden ser el motor, y el gran aliado del compromiso son los hábitos.  Las ganas vendrán hoy o no, pero el hábito es el sostén.
  3. Siempre tener un punto fijo. Eso lo aprendí en un profesorado de yoga. A partir de allí el resto puede estar en movimiento. En mi caso era el running.
  4. No obsesión por la estabilidad, sino aceptar el movimiento y la disciplina como armonizantes.
  5. Combatir la frustración a partir de una cabeza que acepte que no todas las cosas van a ser como te la planificaste, y que tenés que aceptarlas y no dejar de aprender cada día.

A mis años, inicié un camino de nueva búsqueda laboral y pude recoger el apoyo de quienes ya me conocían para las primeras oportunidades, hasta que pude desarrollar la disciplina actual de simuladores de negocio que me alucina y me hace feliz, como mi segunda pasión.

Gustavo Calveiro:
Cerrando el aprendizaje sobre la pasión, estoy bien si digo que creo que hay pequeñas tareas que a veces pueden parecer muy humildes, muy sencillas, pero que hechas con amor e intensidad, serán las que le dan balance a esa persona, y casi pueden ser misionales para ella.  Pienso en una enfermera que sonríe al ver cara de alivio en un paciente o una persona que ofrece su escucha convencido que su misión es hacerle sentir al otro que está allí con él, con su oído dispuesto a entender y acompañar, porque entiende que entregarse así es parte de su identidad.

Pero hablemos de contar historias ¿Qué te llevó a escribir dos libros para presentar tus experiencias a los demás?

Cris Gorbea:
Habíamos hecho un documental con unos amigos de 30 minutos que reflejaba el lugar en la repisa.  Habíamos bajado con las cámaras, con seguridad pero me parecía que le faltaba algo, que tuviera mi firma y lo empecé a conectar con lo que pasó después en el cierre de mi vida corporativa.

Y te confieso que la historia de la caída ha sufrido modificaciones en 14 años, viste o le agregas una cosa o le sacas otra, las historias son vivas, y los mismos hechos adquieren otro significado. Contar historias es un proceso sanador.

Gustavo Calveiro:
Sigamos por ese punto del proceso sanador.  ¿Y vos, cómo te quedás después de contar?

Cris Gorbea:
No quiero olvidarme lo vivido, y no lo tengo presente todo el tiempo, pero cuando lo cuento, en las diversas oportunidades que lo hice, veo la reacción de la gente y, claro, impacta. Sentís que tu testimonio sirve y llega, y es una sensación linda, te rejuvenece, es una sensación de dar, de contar un testimonio que a mí me pasó.   

Es un evento extraordinario, en la vida de un tipo ordinario, común y corriente.

Además de anécdotas muy divertidas, como una vez en un club donde había como 20 personas y una nenita de 7 años, le hablaba al oído a su mama insistentemente y le dije ¿vos querés preguntar algo?  Ante la cara de espanto de la madre la niña preguntó si había estado 36 horas, como hacía en la cornisa del Cerro Champaquí para ir al baño.  Allí aprendí que las historias que compartís las hacen propias cada una de las personas desde sus dudas e inquietudes.  Y la historia ya es de ellos

Gustavo Calveiro:
Quizá porque al final contar la historia le habla a cada uno y a mí mismo para entender cómo soy a partir de esa vivencia. Finalmente, ¿Cris cómo sigue y qué viene a partir de aquí?

Cris Gorbea:
Nuevas carreras, nuevos desafíos, y feliz de transitar lo que viene.

Mi experiencia hoy con los juegos de simulación combinan una experiencia creativa con la estimulación de las personas a crecer y expandirse, dialoga con mi otra pasión y siento que realmente es algo que le debo agradecer a aquella experiencia de vida. Y me estimula a explorar lo que aún no conozco.

Gustavo Calveiro:
Genio Cris!! Mil gracias

2 comentarios

  1. Muy buena nota!
    Cuanta introspección para realizar, ejemplo de vida maravilloso, momento para hacer una pausa y repensarse.
    Gracias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *